Si quieres ir de un sitio a otro, todo el mundo sabe que hay que andar un camino que une ambos puntos. El camino puede ser todo lo angosto que quieras, pero si realmente quieres ir al sitio que está al final del camino, has de recorrerlo. Hay gente que prefiere ir andando, otros en bici, en motocicleta y otros cómodos dentro de un coche.
Esta metáfora podría servirnos para explicar cómo es una sesión de bioneuroemoción. Tu estás en el estado A (lugar o sitio, metafóricamente hablando) y te gustaría cambiar ese estado por otro, llamémosle B. El estado A es un conflicto en el que te encuentras, puede ser, de pareja, en el trabajo, con tus hijos, o puede ser un síntoma. Tu objetivo es conseguir el estado B, es decir, ausencia de conflicto o de síntoma. Pero para ello, has de recorrer el camino que los separa. Nosotros, los acompañantes, andamos contigo un trozo de camino y te enseñamos qué creencias o programas se están manifestando mientras tu te encuentras en el estado A.
El problema aquí es el siguiente… nosotros solo podemos enseñarte qué programas son, pero tú tienes que andar el camino y cambiar tu percepción para llegar a estar en el estado B. A veces, este cambio de consciencia ocurre durante la sesión, pero otras veces, requiere de más tiempo por parte del cliente. Depende del grado de resistencia que se tenga y de cuán arraigadas estén esas creencias.
Pensad que llevamos toda la vida actuando como actuamos y de repente te dice una persona que: no es el de enfrente quien se equivoca y te hace sufrir, sino que te equivocas tú y te haces sufrir tú, a través del otro. Ése es el camino a recorrer, un cambio total en tu percepción. Dejamos de mirar hacia fuera para mirar hacia dentro. Dentro es donde se encuentran las causas de nuestras circunstancias.. de nuestra falta de dinero, de pareja o de hijos conflictivos.
Y no se trata de sentir culpabilidad por ser la causa de tu sufrimiento, sino más bien, sentirte empoderado porque es una libertad y una bendición, saber que todo procede de uno mismo y que, por lo tanto, se puede cambiar en el momento en que decidimos que ya está bien de tanto sufrimiento.
Todo sufrimiento es resultado de una programación. Otra persona distinta a ti, tal vez de otra cultura, si se enfrentara a lo que tu llamas problemas los resolvería ágilmente. Sin embargo, a ti y a mí nos han educado enseñándonos que la felicidad depende de determinadas cosas: matrimonio feliz, salud, casa grande, cuenta corriente holgada, siempre buen tiempo, tener la última moda de lo que sea, etc. Así que cuando esas cosas no pasan… nos enfadamos y frustramos.
Sin embargo, no son más que creencias. Os contaré un ejemplo que tal vez ya hayáis oido. En algunas tribus africanas la pena de muerte es el destierro. Una vez la persona es condenada al destierro, más o menos a la semana, la encuentran muerta. ¿Qué crees que te sucedería a ti si tu familia te “desterrara”? O ¿en tu trabajo? Pues eso, nadie de nuestra civilización moriría. Sin embargo, los miembros de esas tribus, son muy supersticiosos y como siempre que han desterrado a alguien, éste ha muerto, lo toman como una verdad. Así que, cuidado con lo que para nosotros es verdad… pues eso es lo que convertimos en nuestra realidad.
Es hora de emprender el camino. Es hora de recorrer el camino hacia dentro y hacernos responsables de lo que nos sucede. Yo ya me he puesto en marcha.. y si lo sientes así, te acompaño.. a través de lo que voy escribiendo en el blog, en Instagram o facebook o a través de una sesión conmigo. Recorramos el camino que nos falta y permitámonos vivir nuestro sueño más elevado.
«No te rindas nunca, porque nunca sabes si el próximo intento será el que funcionará» Anónimo
«Si crees que puedes, ya estás a medio camino» Anónimo